Antes de que se embarquen en esta historia, no prescisamente furry, aunque algunos personajes se pueden conciderar como tales, me gustaria decirles, que tiene algunos detallitos y la escribi hace ya varios años. Espero les sea de su agrado y espero sus comentarios.
-¡Malditos!- grite mientras huía de unos lobos con mi pobre
moueffe en brazos
Corrí velozmente a dinovilla, donde estaban mis dinos
descansando después de una larga jornada. Detgon y Seltgon al verme acércame
con los lobos a punto de darme alcance salieron corriendo a interceptar a mis voraces
perseguidores. Los vi luchar como nunca, sabía que me había ganado el respeto
de mis dinos.
Después de la lucha, volví a mi pequeña casa, con mis dinos.
Acosté a Fatgon sobre una cama de paja y saque de un pequeño estante una poción
de ángel para ayudarle a recuperar sus fuerzas. No podía dejar que mi dino
muriera.
La noche paso lentamente, mi dino a pesar de ya no estar en
peligro, no podía dejarlo solo.
Yo era pobre para darle otros servicios médicos o si quiera
pedirle ayuda a alguien. La gente al ver a un pobre diablo como yo, no me daba
ninguna consideración, ni alguna ayuda. Por ello decidí hacerme alguien en
dinovilla y sus alrededores.
Unos días después del acontecimiento decidí dejar mi casa,
empaque lo necesario para sobrevivir. Hable con mis dinos sobre dejarlos a
cargo del guía del pueblo, en lo que yo salía. Sin embargo ellos no querían
quedarse, querían acompañarme. Así fue como inicie una búsqueda para lograr
escalar y conseguir mejor atención para mis únicos amigos.
El trayecto no fue fácil, acampar a la intemperie con bichos
buscando devorar tu carne y matar a tus dinos, fue algo espeluznante. Pero después
de dos días de travesía llegamos a una fuente que según mi información era un
punto muy visitado por comerciantes y maestros.
Al hablar con ellos me entere de quien podría ayudarme, un
anciano medio ermitaño vivía a unos días de camino al noreste de nuestra actual
posición.
Nos abastecimos para continuar nuestro camino. Unos tres días
después llegamos a lo que parecía su casa. Entonces toque la puerta y salió un
anciano.
-¡Por favor! necesito ayuda para ser alguien en este mundo-
estaba desesperado
-No gastare mi tiempo con alguien como tú, así que márchate-
estaba a punto de cerrar la puerta
-¡No! necesito su ayuda, no importa si tengo que quedarme aquí
por años- mis ojos mostraban el fuego de mi interior
-No puedo atenderte, lo siento, pero te recomiendo que te
unas a un clan, allí tendrás toda la ayuda que necesites. Ve a la universidad a
preguntar por ello- cerró su puerta
No era lo que esperaba, pero parecía que era todo lo que podía
obtener del, así que me fui a la universidad. Allí encontré a Matsuda,
reclutando gente para Miracles's. Era mi oportunidad, mis dinos estaban
cansados y yo en un estado algo deplorable, aun así reunimos coraje para hablar
con él.
-¡Permíteme unirme a tu clan!- no se me ocurrió nada mejor,
el solo me miro y como que le disgusto mucho mi aspecto
-No eres lo que busco, pero te daremos la oportunidad
-¿Enserio?- estaba que no podía creerlo
No me contesto, se limitó a llevarme a su clan, junto a los
otros candidatos que había encontrado. Su clan estaba situado al norte, en las
colinas.
Llegamos al fin al clan, donde rápidamente los lideres nos
pidieron que nos aseáramos y portáramos el uniforme, igual los dinos debían
portar un uniforme acorde a su raza. Ayuda a mis dinos a ponerse sus
vestimentas y fuimos a jurar lealtad como todos.
El clan era gobernado con justicia, hasta que cierto día las
tragedias azotaron el castillo y terminaron haciendo que muchos desertaran.
Para ese entonces yo ya me había ganado un lugar entre los miembros y con ello
fui escalando en el poder.
Un buen día, el último gobernante me cedió la corona. No sé
como pero había logrado hacerme alguien en el juego, sin embargo aún me quedaba
mucho por aprender y conseguir. Me di a la tarea de buscar personalmente a
nuevos miembros.
Fui al puerto para iniciar mi búsqueda y de uno de los
barcos, descendieron cientos de jugadores. Mis nervios me congelaron, no había
visto tanto movimiento desde que vivía en dinovilla. Al tratar de hablar con
los del barco, choque con un joven maestro que caminaba por el puerto con un
sirian. Curiosamente ese día yo también llevaba a mi sirian.
-Disculpa, no me fije- le ayude a levantarse
-No te preocupes, yo tampoco me fije
-No, es mi culpa, por querer alcanzar a los del barco te he
infortunado
-Para nada y si no es mucha intromisión ¿para que querías
hablar con ellos?
-Estoy buscando miembros para mi clan y perdón por no
haberme presentado antes. Mi nombre es dacuas y este juguetón es DETGON
-Qué curioso dino tienes. Mi nombre es seyerko y este sirian
es mi compañero.
-¿No tiene nombre tu dino?
-Sí, pero nunca lo llamo por su nombre, ¿verdad sirian?- su
dino respondía, como un gato que quería ser acariciado
-Entiendo, bueno, fue un gusto conocerte, tengo trabajo que
hacer
-Muy bien
Me fui del lugar sin ningún recluta. Llegue a la fuente, donde
conocí a juuulio, quien acepto venir al clan.
Al llegar de nuevo al castillo, me di cuenta que Seyerko me había
seguido todo el trayecto. Le di permiso a juuulio de entrar al castillo y le di
órdenes de esperarme para su presentación.
-¿Me ha seguido todo este tiempo?
-Sí, me intereso mucho la forma en que tu dino te respeta y
parece que no se preocupa mucho
-Creo más bien quieres unirte al clan, más que ver a mi dino
-No era el plan original, pero acepto
Entramos al castillo y presente a los nuevos miembros. Yo veía
que ambos maestros estaban a mi nivel e inmediatamente me propuse en
superarlos. El inicio no fue fácil, juuulio demostró un gran dominio de los
entrenamientos y sus conocimientos afloraron con el clan. Seyerko, por otro
lado era muy curioso al igual que sus dinos, se la pasaban por todos lados
explorando, jugando o entrenando con ayuda.
Un buen día, decidí concretar un entrenamiento al lado de
Seyerko en el volcán. Fuimos a fosalava a entrenar a nuestros dinos. Sin
embargo los que realmente entrenamos fuimos nosotros.
Nuestros dinos escalaban sin problemas, tan bien que
llegaron rápidamente a la cima, en cambio nosotros estábamos luchando por
llegar arriba. En nuestra lucha, mi cuerda se cortó y casi caí a una muerte
segura. Seyerko me tomo de la mano, resbalando ligeramente y exponiendo su
vida.
-¡No seas tonto!- le grite -suéltame y sálvate
-No puedo hacer eso, tú eres un amigo para mí. Siempre estuve
solo hasta que te topaste conmigo en el puerto- sus palabras sinceras me
animaron, había encontrado a alguien como yo
Luche por tomarme de una saliente y de allí lograr escalar
sin cuerda.
-Estaré bien, ya puedes soltarme
-Espero que sea cierto- me soltó e inmediatamente me agarre
a las rocas
-Lo logre, subamos
Por fin en la cima, vimos que nuestros dinos jugaban y
luchaban entre ellos, después de haber vencido a muchas flamanchas y goblins.
La experiencia cercana a la muerte, me hizo reflexionar, había
encontrado alguien que me estaba ayudando y me había salvado, yo sabía que habría
hecho lo mismo.
Pasaron los meses y entrenamos juntos como rivales. Yo
llevaba la ventaja, hasta que un día me supero. Sabía que debía entrenar más a
mis dinos para no quedarme atrás.
La amistad creció al igual que la rivalidad. Y por fin una
dura prueba que nos aguardó el destino, nos forjo caminos separados.
Llego la guerra, sus dinos resaltaron, principalmente su sirain.
El mío era bueno, pero no se podía comparar con ese dino, sabía que debía
mejorar, aunque no me espere la nueva jugada de mi rival.
Se despidió del clan, buscando una nueva visión para
entrenar. Nuestros caminos se separaron, y aun así la amistad se vio
fortalecida.
Un buen día, que estaba entrenando en las estepas, recibí
una carta de Seyerko. Su sirian había muerto y lo iba a sepultar en pocos días.
No iba a poder regresar a tiempo, pero no podía dejarlo sufrir. Fui a la
oficina y gaste todo mi dinero en que me llevaran cuanto antes al puerto. Por
desgracia no podía llevar a ninguno de mis dinos conmigo, los tuve que dejar
que entrenaran solos por unas semanas.
Llegue en poco más de tres días al puerto, al pisar el
muelle, salí corriendo a toda velocidad al cementerio. Los bichos que me
atacaron no eran rivales para mi compromiso, así que los pase de largo.
Por fin llegue al cementerio. Seyerko estaba deshecho junto
a su dino en su caja. Parecía que su dino había muerto en un combate contra una
criatura que había escapado de la muerte. No podía hacer nada, mis dinos estaban
en las estepas, vengar la muerte de su dino iba a serme imposible.
Me quede con seyerko alguno días, hasta que se le paso el
trauma. Y al poco tiempo de marcharme me entere que las pirañas esqueleto le
mataron a otros dinos. Regrese cuanto antes, pero no lo encontré a él, había
salido solo a vengarse por su propia mano. Eso me enfureció, tome una lanza y corrí
a buscarlo.
Lo encontré a punto de morir, estaba terriblemente herido.
Las pirañas decididas a matarlo lo atacaron, yo con la lanza me aproveche de su
escasa guardia y las ataque. No sé cómo, pero tenía un gran dominio de esa
arma. Acaba le batalla con apenas heridas. Le aplique a Seyerko una poción que
me quedaba para curarle sus heridas y lo lleve hasta el puerto.
En el puerto me conto que él quería ser mejor, por eso desafío
a esos bichos sin pensarlo dos veces y perdió a varios de sus queridos dinos.
Tuve que quedarme un par de días más y por fin regrese al
desierto. Mis dinos por fortuna seguían vivos y se habían fortalecido mucho.
Aunque me preocupaba mucho más la situación de seyerko, así que decidí llevarme
un grupo a investigar las ruinas de donde salieron las pirañas y eso me llevo
al mundo sombra. Mate al guardián creyendo que así podría solucionar algo.
Después de meses volví a encontrar a Seyerko en un pequeño
torneo, llamado dinofight. Luchamos un tiempo para ver quién era mejor, mis
dinos lo superaron en ese momento y decidí adquirir un nuevo dino y llamarlo en
honor a mi gran amigo.
Mucho tiempo después Seyerko se volvió mi mano derecha en el
clan, aunque no estuviese en el clan. Su camino le dio grandes frutos y su
experiencia con la muerte le dio una nueva visión del mundo.
Al final decidimos crear un proyecto nuevo en el que el
participo en varias ocasiones. Él se ganó el respeto de los miembros del clan,
se volvió un gran sensei y nuestra eterna rivalidad por fuerza cambio.
En los días finales cuando volvimos a saber de él, en lo que
fue el cdc, aproveche para tratarlo de convencer de regresar. Acepto, pero me
dijo que su vida estaba llegando a su fin, había sido envenenado gravemente en
nimbao y los antídotos, solo surtían efecto temporal.
Me entristeció enormemente su inminente muerte. Le dije que guardaría
su secreto hasta que el decidiera revelarlo.
Yo lo observe en el paso del tiempo, no se veía grave. Parecía
que había mejorado y que su muerte era solo una mala broma. No podía haberme
equivocado de una peor manera. A los pocos días de regresar, mostro síntomas de
envenenamiento y su salud decayó enormemente, sabía que su fin estaba cercas.
-Te pondrás bien- le sujete las manos
-Gracias por mentir, pero sé que no es verdad- el tocio un
par de veces -mi fin esta cercas, por fin poder reunirme con mis compañeros caídos
-Es doloroso verte así amigo, tu nos has enseñado tanto en
el corto tiempo que estuviste con nosotros- mis dinos lloraban en el pasillo,
junto a los de Seyerko
-No puedo creer que mueras- Jozz se acerca, secándose las
lagrimas
-Me hubiese gustado un duelo contra ti. Te considere mi
rival- Skill entra en la habitación
Muchos maestros entraban y salían para despedirse de un gran
maestro y amigo, al final nos quedamos Caza, Skill y yo en la habitación.
-Tú fuiste mi mejor amigo en este mundo- no podía aguantar más
después de que el ambiente se había hecho más pesado
-No lamentes mi muerte, viejo amigo. Tú también fuiste mi
mejor amigo...- su mano cayo de repente
-¿Seyerko?- lo dije un par de veces -no puede ser, ya ha
muerto- Caza y Skill, evitaron ver el cuerpo de Seyerko mientras dejaban
escapar las lagrimas
La habitación se silenció casi de una manera total y
repentina. Nadie volvió a mencionar nada en la habitación.
En la mañana siguiente, marchamos con el cuerpo de Seyerko
en su ataúd, hasta el cementerio, habíamos escogido un lugar donde tenía a sus
dinos caídos alrededor.
El funeral fue un evento demasiado trágico, vinieron viejos
amigos como samma, daniela y rayo a despedirse. Todos los dinos de todos los
maestros estaban reunidos. Las despedidas fueron breves, muchos al tratar de
despedirse solo se quebraron en llanto. Cuando fue mi turno, las palabras no querían
salir.
-Seyerko, tú fuiste un verdadero amigo y mentor para todos
los aquí presentes- fue lo primero que pude articular después de intentarlo un
par de veces -tus esfuerzos no serán en vano y tus enseñanzas no serán
desperdiciadas. Tu vivirás atreves de nosotros, como lo he dicho muchas veces,
la inmortalidad viene de lo que le dejamos a los demás.- hice una pausa -Tu nos
has dejado tantos gratos momentos, tantas experiencias y enseñanzas, todo tu
apoyo y dedicación, no serán en vano, tú ya eres de los grandes y eres
inmortal. Te agradecemos haber contribuido en el desarrollo de todos los que te
rodearon y hasta siempre "gran amigo".- no supe como lo logre expresar,
pero mis palabras llegaron a todos los presentes
Al final de las despedidas, el clan guardo un silencio
largo. Y estamos seguros que cuando nos íbamos, vimos una luz salir de la tumba
y llegar al cielo. Estamos completamente seguros que era tu espíritu, quien se
integra al cosmos para seguir las aventuras fuera de este mundo.
Espero a que se despejara el lugar.
-¡Hasta siempre viejo amigo y suerte en tus nuevas
aventuras!