Un ilustre prominente
almenos así se veía,
aquel joven mequetrefe
con actitud enardecida.
Un chiste andante en vida,
una molestia constante ahora,
piensa la muerte aturdida
mientras escucha su manía
¿Porque no me quieres muerte?
repite el joven inocente,
ni siquiera te conozco
responde al joven pulgoso.
Pobre alma atormentada
le persigue aquella andada
y a todas partes que vaya
el joven furro le acompaña.