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Los escritos de ed

Interrumpí el flujo de mis escasos pensamientos para adentrarme en mi "hogar", tratando de no hacer ni el menor ruido posible, evitando advertir de mi llegada. Al fondo de la sala podía ver que una tenue luz se desplegaba en la habitación, acompañada de un golpeteo ocasional -al fin llegas - escuche decir pesadamente a mi padre tras de mí - buenas noches padre- dije observando que estaría escribiendo algún artículo hasta altas horas de la noche en su ordenador - ¿tienes alguna idea de que hora es?- pronunció pesadamente sin despegar los ojos de la pantalla. Voltee a ver mi reloj para contestar a su pregunta -ni lo intentes, se perfectamente que hora es- se quita las gafas sin dejar de ver en ningún momento al monitor - … han pasado ciento cincuenta y siete mil setecientas un horas desde tu nacimiento, de las cuales mil doscientos setenta y cuatro minutos deberían ser de un hombre responsable… ¿sabes qué?... ahórrame el sermón. Tienes comida en la cocina si tienes hambre.- volvió a ponerse los anteojos para proseguir con su labor -buenas noches- susurre mientras salía de la habitación y empezaba a subir las escaleras. Ciertamente estaba feliz de no haber recibido ningún tipo de reprimenda o sanción por mis negligentes acciones, mientras al mismo tiempo sentía el desinterés hacia lo que pudiese pensar o sentir hacia él. Al llegar a mi habitación simplemente me quite la chaqueta que llevaba, además de la camiseta, para acostarme. Estaba molido del sueño, pero un pensamiento fugas paso por mi mente antes de sumirme en mis sueños. -quizás por esto nos abandonó mi madre, quizás se cansó de nuestra indiferencia. Del cómo no deseábamos estar con nadie pero estábamos obligados a estar juntos, encerrados en una relación que solo puede ser descrita como parasitaria… o por lo menos así era hasta esta mañana. Ya no existen obligaciones de nadie. Pero en realidad no me siento como un adulto- Cerré mis ojos mientras culminaba mis últimos pensamientos en vos baja -¿en serio? Yo te veo bastante grandecito ¿Cuánto más se supone que deberías crecer?- escuche una vos un tanto aguda y suave que pensé seria mi imaginación. -no es cuestión de tamaño, es… ¿hay alguien allí?-pregunte pensando que mi imaginación y sueño jugaba con mis sentidos -umm mas o menos… depende de tu definición de "alguien"- respondió la voz despejando mis dudas. A lo que reaccione tomando el primer objeto contundente que tuviese a la mano, que se trataba de una calavera de yeso -pues más te vale que seas alguien que está por irse - dije mientras apuntaba por la ventana hacia abajo sin encontrar a nadie -en realidad me gustaría quedarme un poco más- alcance a escuchar desde el techo- sobretodo quería ver si me recuerdas- la persona que se encontraba en el tejado saltó sobre el árbol frente a mi ventana y en un mismo movimiento revoto hacia el interior de mi habitación y sobre mí. Era una persona evidentemente ligera y delgada; aunque por la textura de sus brazos y la sombra que proyectaba deduje que estaría usando un abrigo peludo. Al sentir sus manos delgadas y oír el tono de su voz deduje que se trataría de alguna chica -si eres alguna de las ex del jefe vételas con él, no conmigo- dije mientras me la quitaba de en sima y me intentaba acercar al interruptor de la luz, sin éxito -¿no me reconoces? ¿Acaso has olvidado mi olor? … pensé que por lo menos eso reconocerías de mí- dijo mientras se acurrucaba en mi pecho, y aunque ciertamente el peculiar aroma que desprendía me traía innumerables recuerdos infantiles a la mente, no era capaz de ligarlos a ninguna persona -lo lamento, pero no soy un perro para reconocer a las personas por el olfato- la chica me interrumpe golpeándome con el dorso del puño - ¡tonto! no debí haber venido- la chica empieza a quebrantársele la voz -hubiese preferido seguir recordándote y pensando pe me extrañabas, que me querías, o que por lo menos me recordabas a saber que…- interrumpo su llanto para poder consolarla - espera, aún no he visto tu rostro ni he escuchado tu nombre… pero no podré hacerlo si sigues en sima- ella se apartó suavemente dejándome libre para alcanzar el botón. Nunca estuve más sorprendido que en el momento en el que ella me dijo su nombre. Encendí la luz y me voltee justo en el mismo instante en el que ella pronuncio esas palabras - tu… me llamabas Bagui-


Fin del capitulo 3

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