Pasaron varios años antes de que mi vida se
retorcieras otra vez, tendría aproximadamente dieciséis años cuando me inicie en el mundo de las
bandas callejeras. Pensaba que en realidad no era tan mal lugar para mí (por
decir que gozaba del don del raciocinio en esa época de mi vida). Aunque no
como si hubiese detenido a sopesar en sobremanera nada de lo que he hecho a la
largo y ancho de mi vida.
La forma en la que fui reclutado en la
banda fue un poco abrupta. Regresaba de
falta a clases nuevamente, tras haberle dado referencias al profesor de mi
clase de a dónde podía a vaciar sus
inútiles desechos verbales. Cuando fui rodeado de un grupo de jóvenes, aunque
cada uno mayor al anterior. De inmediato me di cuenta de sus intenciones, por
lo que saque mi billetera con el escaso dinero
que llevaba en sima. Pero antes de que se fueran me atreví a dedicarle
unas palabra a la chica que los acompañaba (que además fue la que tomo el
dinero de mi mano). “Dios bendiga a ti a tu descendencia… alojándoles en la
caldera más cálida del infierno“ le dije mientras sostenía su mano. Uno de los
sujetos obviamente ofendido se acercó a
mí, se paró frente a mí intentando intimidarme (sin éxito). “un segundo, ¡yo te
conozco¡” dijo el menor del grupo “ él es el chico del gato” confirmándome que
se trataba de un alumno o ex alumno de la misma institución que yo . “déjeme confirmar que tan bien puestos los
tienes“ dijo mientras se tronaba los nudillos en otro fallido intento de
intimidación.
No mentiré
al respecto… me dieron una paliza, pero el espectáculo fue suficiente
para que me aceptaran como miembro de su grupo.
Éramos un grupo de inadaptados vagando por
las calle y destruyendo todo lo que podíamos, siempre y cuando no perjudicásemos
a nadie en el proceso… o por lo menos no de forma grave
La noche en la que por fin cumplí mi mayoría
de edad condujimos en nuestras motocicletas hasta lo que solía ser la cabaña de
unos ancianos. Al parecer habían abandonado la casa hacía meses sin ningún
motivo aparente, al parecer no tuvieron hijos y no tenían amigos, por lo que el
lugar quedo aislado y sin nadie que lo reclamase hasta que nosotros llegamos. Nosotros
nos enteramos por medio de uno de los
miembros que al parecer era su único
contacto con el exterior, intercambiando bienes
que la pareja producían en su huerta por cosas que el compraba en el
exterior. Munición por carne de caza, hortalizas por aderezos o medicamentos
por contrabando; este último destilado en el sótano de la cabaña, haciéndola
además de un gran atractivo para nosotros ahora que ninguno estaba y parecía no
regresarían .
Apenas llegar nos aseguramos que el lugar
fuese seguro antes de acomodarnos en su interior.
El jefe del grupo pensó entrar por un
momento a romper la escasa vajilla que aun permanecía en sus estantes, afortunadamente
alcance detenerlo a tiempo. Le explique que gran parte de los objetos que
podían encontrar en ese lugar podían tener mayor antigüedad que los mismos
dueños anteriores, y al igual que su vejes también era grande su valor en muchos casos . Aunque en realidad
mis intenciones solo eran mantener la propiedad en el mejor estado durante el
mayor tiempo posible, para que de esa forma pudiéramos seguir utilizándola.
Afortunadamente el jefe accedió a preservar el lugar puesto que la idea de obtener ganancias
económicas sin el menor esfuerzo le llamaba más la atención que liberar su
furia contra la inocente bajilla. Además dio orden de preservar hasta los
muebles, ya que no sabía cuánto provecho todavía podía sacar de entre todo lo
que allí se encontraba. Aunque no siempre podía contar con el buen juicio del
jefe, siempre podía contar con su avaricia.
Unas cuantas horas después, me dedique a
inspeccionar la cabaña más a detalle. Aprovechando que era el único sobrio (sin
mencionar que el único consiente) me paseaba por todo el interior, observando
las paredes repletas de estantes y en cada estantes cientos de artesanías de madera,
metal, cerámica, entre otras; cada uno más extraño que el anterior, toda la
perspectiva que fui adquiriendo al respecto cambio cuando vi un pequeño
altar en la ventana, estaba muy
adornada. Por la obscuridad no pude definirlo con certeza, una imagen dibujos y
fotos de seres extraños, una especie de amalgamaciones de felinos y humanos. No estaba seguro si era
una deidad a la que los ancianos alababan, un espíritu al que le temían o simplemente solo eran simples adornos. Pero
una campana plateada, perfectamente reluciente colgaba en la parte superior de
la ventana. No estoy seguro de donde vino el impulso que me llevo a tañer la
campana. Solo la empuje un poco, pero eso fue suficiente para que tañera unas
tres veces.
Al parecer no sonaba tan fuerte, pero el
sonido agudo fue lo suficientemente audible para despertar a los demás. Que aunque no estaban todavía del todo sobrios ya podían
articular correctamente las palabras (las pocas que sabían). Después de haber
recibido una reprimenda del jefe empezamos a notar que los árboles y arbustos
de la zona circundante se sacudían en exceso, mientras otros parecían moverse
con pesadez.
Menor no pudo ser nuestra sorpresa cuando uno de los arboles callo frente a
todos justo sobre las motocicletas que estaban estacionadas en el exterior, dos
de los cinco miembros de los que estaba conformada la corrieron a rescatar
nuestros vehículos del ramaje, obviamente dando prioridad a la del jefe.
Nuevamente soplo una brisa, la cual
suponemos fue la responsable de apagar la lámpara de aceite que usábamos para iluminarnos,
la tensión empezó a crecer rápidamente. Apenas podíamos ver gracias a la luz de
luna, cuando una nube paso por el frente de esta y se escuchó en estrepitoso y
agudo grito. Provenía de la novia del jefe que se había vuelto a dormir, pero
algo le había despertado, “auxilio, amor por favor ayúdame“
le decía la chica al jefe
mientras se aferraba a su brazo mientras le rogaba porque nos fuésemos, pero
el jefe haciendo caso omiso a su novia, fue a su moto y saco de ella una pesada
cadena y una navaja. No dudo un segundo en entrar nuevamente a la casa mientras balanceaba la cadena en una
mano y blandía la navaja en la otra al guito de “a mí no me asustan
estas mierdas”.
Nuevamente volvió a soplar la brisa, pero
esta vez con la suficiente fuerza como para derribar la botella que se
encontraba haciendo equilibrio en la orilla
de la mesa. El jefe reacciono rápidamente golpeando con todas sus
fuerzas la cadena contra la mesa, partiendo la mesa en dos. El jefe reía para
demostrar que no tenía miedo (o eso pretendía). Yo como era de esperarse le di
la espalda mientras hacía alarde de su “valentía” para poder ayudar a los demás a liberar nuestras
motos.
Creí sentir la brisa soplar una vez más
cuando la luna se despejo, ofreciéndonos una mínima iluminación. Pero esa
escasa iluminación me permitió ver una sombra. Sombra que pasó justo junto a mí
y pude ver atravesar la puerta con una velocidad increíble antes que otra nube volviese a dejarnos
totalmente a oscuras. Pensé que mi mente me hacía otra jugada, hasta que
escuche al jefe volar por los aires
hasta caer sobre las ramas del
árbol cortado, seguido de su
novia que corrió la misma suerte.
No tardamos en darnos cuenta de que nos
encontrábamos bajo ataque, por lo que intentamos defender a nuestro líder, el
cual se apresuró a encender su moto y con ella las luces.
Ahora que podíamos ver uno de mis
compañeros se desplazó hacia su motocicleta y saco de ella un bate que guardaba
en el bolso de esta y desenfundo una navaja, mientras el otro saco un tubo de
cobre y su navaja propia. Cuando logramos escuchar unos pasos el del tubo se
abalanzo imprudentemente, mientras que en resto nos que damos bajo la luz. Pudimos oír un golpe contundente, seguido de
ver a nuestro compañero volar y aterrizar sobre las motos que habíamos rescatado del ramaje. Lo cual hizo que mi compañero se
armase de valor y se fuera contra lo que sea que nos atacase. Lazo un grito de
guerra sin adentrarse en la oscuridad, pero de igual modo algo tan rápido que a
pesar de ser bañado por las luces de los faros solo pudimos distinguir como una
sombra lo arrastro directo a las penumbras.
Escuchamos un grito desgarrador seguido de un golpe contundente. Lo dimos por
muerto hasta que escuchamos el crujir del bate rompiéndose y vimos al chico
correr despavorido a montar su motocicleta, arrancado y partiendo tan rápido
como podía. El chico que se acababa de recuperar de su reciente y corto vuelo
siguió su ejemplo casi a la vez que el jefe, dejándome totalmente solo y a
oscuras en presencia de quien nos había atacado, con mi moto aun en parte atascada
entre las ramas.
Decidí por moverme lentamente para evitar
llamar la atención. El viento sopló nuevamente, y de nuevo el cielo dejó
brillar la luna. Por fin podía ver lo que nos había atacado. Una bestia a
cuatro patas balanceaba lentamente su cola
al ras del suelo, mientras el resto de los músculos de su cuerpo se
mantenían totalmente inmóviles. Tuve que voltearme para intentar
desatascar mi único medio de escape de
las ramas, tratando de hacer la menor cantidad de ruido posible. Sentí algo
tras de mi así que me voltee. Allí estaba, justo sobre mí. Sus ojos brillaban
al reflejar la luz de la luna y el bao su cálido aliento me daba en el rostro.
Se mantenía a dos patas utilizaba una tercera para apoyarse del asiento
trasero. Me quede petrificado, totalmente inmóvil por lo que me pareció una
eternidad. Hasta que otra nube volvió a interponerse frente a la luna rompiendo el hechizo.
Arranque la motocicleta tan rápido que a la
bestia ni siquiera le dio tiempo a reaccionar. Mantuve la mayor velocidad que pude,
pero la extrema irregularidad del terreno dificultaba el avance.
Apenas pude alcanzar a mis compañeros, que se
habían adelantado al punto de haber salido de la finca y hasta llegando a la
calle externa al cerro de donde esta ce encontraba. Una vez los hube alcanzado (en
una calle cuyo camino estaba iluminado por una única farola en hasta donde alcanzaba
la vista) pudimos cerciorarnos de que todos nos encontrábamos a salvo, algunos teníamos
rasguños, cortes y magulladuras pero nadie había sufrido ninguna herida de
gravedad; por lo que decidimos retirarnos antes de que el problema empeorara,
ya volveríamos más preparado en caso de necesitarlo.
A uno de nuestros compañeros se le había empezado
a hinchar un ojo (probablemente causado por su vuelo y posterior aterrizaje)
por lo que resolvimos conducir lentamente
para poder acudir en su ayuda en caso de que su visión se viese nublada
por la hinchazón. Además de esto nos deteníamos frecuentemente debido a que todos habían bebido hasta
el hartazgo y debido al ataque imprevisto no había dado ocasión de evacuar
aguas, pero cada vez que nos deteníamos para que alguien orinara nos alarmábamos
ante cualquier ruido por lo que no nos tranquilizamos
hasta volver a la civilización. El viaje se hizo largo y lento, distancia que
hecha a ritmo normal nos habría tomado de quince a veinte minutos, nos terminó
por llevar más de una hora.
Al llegar al pueblo nos separamos, para
descansar en nuestros respectivos hogares. Aunque yo en realidad no deseaba
regresar al mío.
Yo vivía en una casa relativamente grande, en
un barrio en la que cada casa era igual a la anterior, absolutamente todas
rodeadas por completo por verdes jardines, cada una con un dueño más molesto,
quejumbroso, obstinado, presumido y petulante que el anterior; en el límite ente la ciudad y el entorno rural
de la montaña.
Aquel día
me detuve en la puerta, despejando mi mente de problemas anteriores y preparándome
para cuando mi padre viniese a regañarme por llegar a esas altas horas de la
madrugada. Aunque por otra parte quizás se habría ido a dormir ya que como acabas de recordar, hoy… o (mejor dicho; tomando en cuenta la
hora), ayer había sido mi cumpleaños,
por lo que me dejaría pasar el atrevimiento por esta vez, después de todo ya
era un hombre, no uno responsable ni respetable, pero si lo suficientemente
grande para ser tratado como uno… o por lo menos eso pensaba
Fin del capítulo
2
Tendría quizás nueve u ocho años cuando por
cosas del destino mis padres se empezaron a distanciarse mutuamente, a pesar de
mi temprana edad ya entendía las implicaciones del caso, sabia como un día
vendrían a comunicarme de su decisión. Tratarían de decirlo con palabras simples,
para que no me asustase, subestimando mi
capacidad de comprensión (como siempre hacían).
Cada vez me sentía más indiferente hacia el asunto. Ya que iban a mantenerme
fuera del problema cuando pude haber dado mi opinión, que me mantuviesen fuera
hasta el final.
Cuando llego el momento de afrontar la
realidad intentaron compensarme con regalos. Uno pensaría que entre un
periodista y una profesora de biología elegirían una opción más madura que
tratar de suplir sus ausencias con cacharros varios… aunque para ser sinceros me alegra enormemente que esa fuese su
arrogante decisión.
Una tarde de verano vino mi padre de intentar
hacer una investigación en una universidad en la que supuestamente mi madre
había logrado conseguir empleo, por razones obvias (y no tan obvias) le negaron el paso.
Enojado, se paseaba por las calles camino a
casa, cuando empezó a distinguir a lo lejos un maullido minúsculo, casi
imperceptible. Mi padre no era exactamente lo que se le llamaría un aventurero,
pero se adentró en un lote baldío
repleto de plantas extrañas y alimañas para investigar el origen de los
quejidos desesperanzados de la indefensa
criatura.
Al
llegar a casa me la mostró. Una pequeña caja de zapatos mientras decían en voz
alta “¡te traje un regalo!” al abrir la caja vi
ala pequeña gatita, aunque en realidad era bastante grande para ser un
gato, se veía obviamente desnutrido y deshidratado. Mi padre me contó donde la
encontró. Dijo que probablemente su madre habría muerto, que en el lugar donde
la había encontrado también encontró una
gran roca con gran cantidad de pelaje
alrededor y bajo la piedra, sin mencionar el olor, que aun permanecía
impregnado en la criatura… en su pálido y tosco pelaje aún se podía percibir
el olor a muerte
Tome a la gatita en mis manos. Temblaba mucho,
pero se acurruco en mis brazos apenas tuvo la oportunidad
Ella estaba muy débil por lo que tuve que
cuidarla, vigilar que comiera y bebiera, lo
cual fue más complicado de lo que espere, ya que no tenía fuerza para
los alimentos concentrados , ni le
gustaban una vez los ablandaba con agua . Pero ¿quién podía culparla? , en un destello de
curiosidad infantil me atreví a probar eso que le había estado obligando a
comer… las descripciones sobran. Por lo que a partir del día siguiente me
dedique a buscar otras cosas a con las que se sintiera más cómoda y disfrutara
comerlas
Tras empezar
a cuidar de ella; basto un mes para que
obtuviese un nuevo aspecto, su pelaje tosco se había tornado suave, el color de
su pelaje había adquirido un tono rosa y
su cuerpo en general había aumentado en grosor. Además del cambio en su actitud, que a menudo gustaba de
sentarse con nosotros a la mesa, pedir con gestos amables la salsa de soja para
sazonar su pescado incluso llego al punto de pedirme que no le
cambiara el canal al televisor. Obviamente todo esto con pequeños gestos de sus
patas, que ella siendo sumamente hábil para expresarlos y yo lo suficientemente
observador para entenderlos, podíamos comunicarnos en este extraño idioma sin
palabras. Estaba claro que no se trataba de una gata normal
Termine por llamarla Bagui, como abreviatura de vaguita o vaga. Debido a
que acostumbraba a dormir en todas partes, muchas veces recostada de mi o en mi
regazo
No pasaría mucho tiempo antes de que Bagui
empezase a dormir junto a mí en mi cama, pasando así más tiempo juntos. Un día
incluso comenzó a seguirme a la escuela. En algunas ocasiones se escondía en mi
mochila, pero en otras solo caminaba tras de mí. Las burlas e insultos no se
hicieron esperar de parte de mis congéneres, a pesar de que bien sabía que la
inocente Bagui era por mucho más inteligente que todos ellos. No me importaron
nunca sus palabras, pero me obligaron a dejarla en casa, o al menos no dejar que nadie la viese. La
guardaba en mi mochila la cual era bastante grande pero me ocultaba de los demás durante los
recreos para poder jugar con ella, y durante las clases me sentaba en una
esquina retirada, de forma que si Bagui lo quería, podía sacar la cabeza y ver
la clase, sin peligro de que la descubriesen.
Me parecía tan injusto que ella se quedara
en casa sola y aburrida, al igual que yo desanimado y solo en su ausencia,
siempre indiferente del mundo a mi alrededor , sin penas reales , pero tampoco
alegrías más que las que Bagui me traía. Y precisamente por ello es que los
deteste tanto, por pedirme que me des hiciese de ella. Porque sabía que le
temían, que la envidiaban. Decían que era un monstruo, un fenómeno, incluso
llegaron a llamarle demonio. Envidiaban no ser como nosotros.
Por eso…
Un día ella se negó a acompañarme de camino
a la escuela. Bagui había crecido demasiado por lo que ya no podía llevarla en
mi mochila. Pensé que se sentía mal por
lo que pensé en quedarme en casa para cuidar de ella.
Bagui se había sentido enferma últimamente,
por lo que no me sorprendía que pudiese estar débil aun. Me negué a salir, pero
ella me empujó hacia la puerta lamió mi mejilla mientras me abrazaba como mejor podía, mientras se
sostenía en sus dos patas traseras, y me empujo afuera para cerrar la puerta tras de mí.
Esa tarde, al regresar la busque por todas
partes. No estaba en mi habitación, ni revuelta entre mis sabanas sucias del
cuarto de lavado, tampoco dormía en el sofá, la televisión ni siquiera seguía
encendida como la había dejado antes de irme (para que Bagui la viese mientras
no estaba). Ya había crecido mucho, por lo que no cabía bajo o entre los
muebles. Tras desesperarme empecé a buscar por las calles, días y noches
enteras buscándola. Todo fue en vano.
Ella me abandono sin siquiera dar aviso. Mi
única amiga.
Después de un mes proseguí mi vida con
normalidad… si es que a eso se le puede llamar normalidad. Mi desapego por las
personas aumento y mis ausencias en clase se hicieron frecuentes.
Quizás no volvería a ser el mismo
El fuerte bullicio al otro lado de la pesada puerta de acero , ahogaban los gemidos desesperados de una joven vestida de un rústico hovero amarillo .
Su incesante llanto se incrementaba con cada estruendoso golpe del endurecido metal .
Pero los sollozos de la endeble mujer poco podían hacer frente a las mal formes y grotescamente desproporcionadas criaturas que la esperaban al otro lado de los aparentemente seguros muros .
Pero en la mente de aquella desesperada señorita la angustia no era sólo causada por los nauseabundos seres .
- como es que no lo espere , no entiendo como no lo vi venir antes . si desde el comienzo de mis recuerdos todo había sido siempre morada de desgracias, no entiendo como pude ser tan ilusa para pensar que a estas alturas mi destino cambiaría - pensaba entre lágrimas mientras rememoraba el origen de su desdicha .
Una noche modesta , fue en la que se desdió a dar un leve vistazo a los tenues rayos de luz que se precipitaban a caer sobre sus brillantes ojos desde las distantes estrellas ,
Hasta que la paz del fugas instante fue cortada por las garras de un gran ejército de hombres espectralmente delgados , con la piel completamente ceñida a los huesos , si es que tenían una y miradas vacías en sus ojos negros como el carbón . comandados por un hombre de aparente avanzada edad y barbado , con una complexión física semejante a las crípticas criaturas.
Fueron arrastrados a una oscura cavidad en la tierra , si es que alguien más se encontraba con ella al momento de su captura . aunque se puede presumir que así fue , dado los cadáveres que se encontraron junto a ella al momento de encontrarla en aquel mismo lugar donde fue encerrada hasta el punto de olvidar cualquier recuerdo o pensamiento que fuera mas allá de la noche en la que fue tomada prisionera .
Dichosa se sintió la joven al ver a su aparente héroe devolverla a al mundo de la luz , lejos de la profunda y laberíntica cripta . y aun más feliz estuvo al ver que su supuesto salvador la alojaría en una de los tantos lugares que el mismo con poca más ayuda había levantado para que ella y otros más se refugiasen .
La joven es arrastrada de vuelta al presente por el ominoso y lento crujir de los ladrillos en los muros y la puerta metálica .
Un contundente librero cae estrepitosamente al suelo producto del movimiento de los muros , causado por las monstruosas criaturas . un robusto libro rueda hasta sus pies , evocando otro recuerdo .
Su salvador venía de regreso de la tétrica mazmorra de donde una vez ella habían sido rescatada , caminaba pesadamente mientras cargaba una gran cantidad de libros a su espalda . ella se aproxima presurosa en su auxilio . en sus manos cae un voluminoso tomó , con cubierta de un extraño cuero , y una extraña aunque entedible letra .
No paso mucho tiempo para que el empezará a narrar a voces lo que había descubierto en aquellos tétricos compendios.
Narraba exaltado , como había descubierto una fórmula extraordinaria , que traería prosperidad a esas tierras . que si llegase a vencer a la inmensa bestia que se encontraba en lo más profundo de las entrañas de la tierra , podría desencadenar una gran bendición en todo el lugar .
Así que el fue y se aventuró a las profundidades . cavó y minó durante días y hasta semanas , más allá de donde la tierra y el polvo dejan atrás paso a la ceniza , llegó hasta el abrasador lugar donde el enrojecido magma fluye como ríos de sangre y se escucha el mismísimo latir de la tierra .
Desgraciada la noche en la que le daríamos la despedida al aventurero en su última expedición al fondo de la cueva , esa misma noche descendería por ultima vez al lugar donde los mismísimos demonios habitaban .
Caían la media noche . justo la hora a la que se había calculado su héroe cursaría el umbral del abismo .
Pero fueron ingenuos al pensar que la gran bestia se presentarían sin haber reclamado antes un sacrificio . pero aquel supuesto héroe no lo era , ya que su ebrio y fiel amigo , que lo había apoyado en su campaña ,el mismo que había organizado la fiesta antes de emprender su viaje , el mismo que se hallaba en la superficie durmiendo en una silla tras la fiesta de su despedida . ahora se encontraba envuelto en llamas tras una espontánea combustión .
La enfermera del pueblo corrió alarmada a verterle Baldés de agua enzima . pero las llamas aún lo consumían lentamente . la pobre enfermera horrorizada lo observaba quemarse lentamente , mientras el cuerpo del hombre desprendía un intenso hedor a azufre .
La misma mujer que había cosido las extremidades amputadas por explosivos de guerra , la misma que había cerrado inmute los pechos de miles de soldados , la misma que siquiera parpadeo cuando una bestia desconocida le arrancó los músculos del abdomen a un hombre ... Y aún así logró recomponerlo , incluso cuando ese mismo hombre había perdido parte de las entrañas .
Esa misma mujer ... Era la que se hallaba desesperada llorando frente a todos , tapándose el rostro mientras gritaba horrorizada por lo que acababa de presenciar .
En ese mismo lugar se hubiese quedado llorando si no hubiese sido porque tuvieren que arrastrarla a alguna de las viviendas , ya que a la lejanía se podían observar como unos inmensos
Insectos se acercaban desde el horizonte .
- es imposible ,¡ no pueden haber llegado hasta aquí!
Decían algunos , argumentando que esas aberraciones nunca se habían alejado de aquellas tierras putrefactas , de donde una profunda herida en el suelo emanada el fútrido miasma del que dependían esas impías monstruosidades . lo que no sabían es que esas tierras se habían extendidos y casi alcanzado .
La rústica joven de overoles amarillos vuelve en si tras haberse calmado la faena de sus persecutores . Así que toma el robusto libro que había caído frente a ella y se dispone a devolverlo a su lugar , hasta que nota una curiosa marca en una extraña pajina .
, a leer .
Se trataba del mismo tomó que narraba la misión que el supuesto heroe estaba llevando a cabo ... El lugar maldito en donde debía internarse , el sacrificio de sangre y fuego que denvía entregar , y las bendiciones que consigol metales más duros que el más fuerte de los diamantes y más livianos que las plumas o el papel y aún más brillantes ,bellos y valiosos que el mismísimo oro.
Pero... ¿el sólo podría acabar con el ser que describía el libro?
Una inconmensurable bestia de innumerables brazos, tentáculos y apéndices recortados, con sus miles de ojos y mandíbulas , con centenares de alargados y afilados dientes . y de sus ojos saliendo rayos de luz que funden las rocas forjadas en el mismísimo infierno donde vive . además de su millar de retoños ,que aún unidos por el cordon umbilical a su madre , con una gran boca por cuerpo , buscan famélicos cualquier cosa que se atreva a acercarse.
¿De verdad su objetivo era matarla? , ¿de verdad se dirigía a enfrentarse a semejante bestia? , ¿ de verdad buscaba erradicar semejante mal ?... No ... Su intención nunca fue eliminarla .
La rústica señorita dejó caer al suelo el libro, mientras habría la gran puerta metálica sin importarle las monstruosidades que se aproximaban a devorarla . caminaba desinteresada, ya que estaba consiente de que no existía esperanza alguna . miraba como se erguía la inmensa sombra roja sobre el cielo mientras susurraba una última palabra ... Un último nombre
- "Shub niggurath "
PD.
esta historia es vieja y tuve que corregir muchos errores , por lo que se me puede haber colado alguno. Si es así por favor queriéndomelo